Pensemos
en el término de Equipamiento de Proximidad,
centrémonos en primer lugar en el término de “equipamiento” atribuyéndole
la característica de equipo o grupo de personas que, como todo equipo, lucha en
dirección a una misma meta o finalidad común. Ahora reflexionemos en el de “proximidad”
podemos justificarlo por el hecho de que estos equipamientos están o deberían
de estar próximos a toda la comunidad; o porque el fin último es o debería de
ser aproximar a todos los ciudadanos el patrimonio cultural.
Es
en el interior de estos lugares es donde se enfrasca el tesoro más poderoso de
cada lugar, es decir el patrimonio cultural; por ello es por lo que se hace hincapié
en la capacidad de acceso para todos los ciudadanos y no solo acceso a la
contemplación del mismo, sino también invitación a su producción. Pero al hacer
referencia a estos lugares no solo estamos hablando de lo que se hace en su
interior, sino también a la infraestructura que aporta gran cantidad de
actividades y servicios.
Si
echamos un vistazo a los equipamientos culturales y a su evolución histórica
vemos como entre ellos existe una analogía. Estos equipamientos son patrones de
un mismo arquetipo que se reproduce a lo largo del tiempo y en los diferentes países
(casa de la cultura, maison de la cultura,
los community centres, centros cívicos…) todos ellos comparten un objetivo
utópico y común: “servir como instrumento de producción de una gran gama más o
menos extensa de servicios orientados a todas las capas de la población”.
Todos
estos equipamientos están extremadamente unidos al ámbito político, nacidos de
políticas concretas, tanto es así que definen incluso mejor que ellas esas
políticas. Un modo de análisis es de estas políticas de referencia desde las
que parten: social-educativo, de las que nacen las Universidades Populares,
educación-cultura, de ella nacen los Centros Artísticos Comunitarios,
cultura-política, Casas de la Cultura y participación-social, Centros Cívicos.
Todos ellos comparten una serie de rasgos comunes que son: el hecho de que los
modelos que se adoptan son los que tiene mayor proximidad geográfica, todos
estos modelos se adaptan a las circunstancias sociales del entorno, son fruto
de la voluntad local y por último todos ellos coinciden en que parten del
mandato de ayuntamientos democráticos.
Vemos
como en la actualidad todos estos equipamientos se encuentran en crisis, y
contemplamos que se les avecina un futuro difícil, deben plantearse ciertas cuestiones
como: el desarrollo comunitario, ya que deben olvidar la figura del ciudadano
como mero cliente, políticas de participación ciudadana, tener en cuenta nuevos
modos de gestión mixta y las políticas de formación permanente.
Centrándonos
ahora más en los centros cívicos planteémonos su
recorrido. Nació como algo nuevo: asociaciones ciudadanas, dotamos a los barios
de espacios comunes “de todo y para
todos”, emocionados por construir comenzamos sin saber que uso le vamos a dar,
he aquí donde intervine “la madre de los desmadres” la polivalencia, “todo para
todo”. Aparece ahora el carácter bipolar de las asociaciones reivindicando
subvenciones a la Administración, pretendiendo sostenerse solo de eso, las
asociaciones aportando poco. La Administración por otro lado calló en el “todo
lo haré yo”. Como resultado perdimos todos, sobre todo los barrios. Los centros
cívicos iban bien hasta que en los años 80 la Administración se apropia y
comienza aquí el bum de los talleres, monitores que repiten una y otra vez los
mismos talleres. Lo que en su comienzo fue algo novedoso para los ciudadanos
algo que les entusiasmo por el repertorio de oportunidades que les brindó, pasó
a se un lugar que no aportaba nada nuevo, que carecía de calidad, ni interés…
nada que no aportara la televisión desde el sofá de su casa.
¿Que
es lo que un centro cívico debe permitir y proporcionar? Debe de considerar a los
ciudadanos como el centro de sus decisiones, teniendo en cuanta sus necesidades
y retos, dando más protagonismo al voluntariado. Las aportaciones y servicios han
de ser novedosos y de interés, estableciendo acuerdos y diálogos con la
Administración. Al mismo tiempo la Administración también tiene tareas que cumplir,
entre otras aumentar su carácter de ciudadana y disminuir el de partidaria.
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