Ciudades de hoy
Al hablar de
ciudades no hemos de olvidar el carácter selectivo de éstas, podríamos usar la
metáfora de un colador “colador”, ya que expulsan al exterior aquello que no
quieren y al mismo tiempo deja y atraen hacia el interior de ellas, lo que si
admite o admira. Por ello ha de ser considerada como espacio de heterogeneidad,
una ciudad por pequeña que sea puede representar un mundo entero en sus calles.
La ciudad está en
continuo cambio o movimiento.
En todo momento histórico hay un lugar que se
considera élite o lugar de suma importancia alrededor del cual todo gira. En la
actualidad, no hemos de engañarnos, no pensemos que estos lugares siguen siendo
el casco antiguo en el que podemos ver diferentes comercios, restaurantes,
bares… ahora esos lugares de los que hablamos son los centros comerciales.
Lugares donde se puede o se cree que se puede hacer de todo, lugar de niños,
jóvenes y adultos movidos por intereses diferentes, ocio, consumo, descanso,
alimentación, trabajo… el pensar si esto es positivo o negativo no es la
cuestión que debe preocuparnos; lo que debe hacernos pensar es si realmente el
resto de espacios que componen nuestra ciudad están siendo aprovechado, o de
modo contrario, tenemos ciudades repletas de espacios o lugares construidos, de
manera no inocente, para ser simples lugares de transito, a los cuales podríamos
darle millones de usos interesantes.
En las ciudades todo gira en torno a
una aparente igualdad entre todos, pero esto no es así, ya que las fronteras son
cada vez más grandes y disimuladas. Intentamos compartir espacios para
disimular estas desigualdades, pero realmente a lo que llegamos es a compartir
espacios personas muy diferentes y la segregación se palpa. Las desigualdades
entre personas que conviven hacen dependientes a unos de otros. Pero no se
trata de una dependencia de ayuda mutua, sino una dependencia que hace a los
dependientes más débiles y a los poderosos más manipuladores.
Esto nos puede llevar a pensar en la
situación que vivimos hoy, es el momento de pararnos a pensar que estamos
viviendo con una visión de ciudadanía equivocada, ingenuos todos nosotros por
pensar que el que va a una manifestación puede estar haciendo muestra de
ciudadanía y sentido de civismo. Pues, no es sinónimo de participación, civismo
o ciudadanía el hecho de asistir a una manifestación; del mismo modo que no es
sinónimo de ser no comprometido el hecho de no ir; puesto que lo que hoy por
hoy estamos viendo es que hasta que la herida no me escuece, no me pongo la
venda; mientras que, cuando le escuece al vecino, con que no me la enseñe me
vale. Es decir civismo, ciudadanía hacen referencia al mirar por todos, mirar
por aquel que cruza por la cera de enfrente cabizbajo, aun que no le conozca de
nada, no luchar solo cuando eres tú el que va cabizbajo por el mismo
motivo.
Siguiendo con las ciudades hemos de
tener en mente un concepto importante que es el de “no lugares” éstos son
espacios que se dan en todas las ciudades, no se trata de lugares neutros por
ello, se trata de aeropuertos, estaciones de tren, metro. Cuanto mas grande es
la ciudad más “no lugares” podemos encontrar. Lo más característico de estos
espacios es la postura que adopta quienes los ocupan, millones de personas cada
uno se dirige a un lugar diferente por motivos distintos. Jamás nos
preguntaremos cual es la circunstancia que le motiva al otro el estar en el
mismo lugar que tú. Lugares por los que la gente pasa, lugares de paso en toda
regla, nadie va a un aeropuerto si no tiene el fin de ir a otro lugar.
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