jueves, 12 de abril de 2012

Hablemos de las ciudades


Ciudades de hoy

Al hablar de ciudades no hemos de olvidar el carácter selectivo de éstas,  podríamos usar la metáfora de un colador “colador”, ya que expulsan al exterior aquello que no quieren y al mismo tiempo deja y atraen hacia el interior de ellas, lo que si admite o admira. Por ello ha de ser considerada como espacio de heterogeneidad, una ciudad por pequeña que sea puede representar un mundo entero en sus calles.
La ciudad está en continuo cambio o movimiento. 
En todo momento histórico hay un lugar que se considera élite o lugar de suma importancia alrededor del cual todo gira. En la actualidad, no hemos de engañarnos, no pensemos que estos lugares siguen siendo el casco antiguo en el que podemos ver diferentes comercios, restaurantes, bares… ahora esos lugares de los que hablamos son los centros comerciales. Lugares donde se puede o se cree que se puede hacer de todo, lugar de niños, jóvenes y adultos movidos por intereses diferentes, ocio, consumo, descanso, alimentación, trabajo… el pensar si esto es positivo o negativo no es la cuestión que debe preocuparnos; lo que debe hacernos pensar es si realmente el resto de espacios que componen nuestra ciudad están siendo aprovechado, o de modo contrario, tenemos ciudades repletas de espacios o lugares construidos, de manera no inocente, para ser simples lugares de transito, a los cuales podríamos darle millones de usos interesantes.
En las ciudades todo gira en torno a una aparente igualdad entre todos, pero esto no es así, ya que las fronteras son cada vez más grandes y disimuladas. Intentamos compartir espacios para disimular estas desigualdades, pero realmente a lo que llegamos es a compartir espacios personas muy diferentes y la segregación se palpa. Las desigualdades entre personas que conviven hacen dependientes a unos de otros. Pero no se trata de una dependencia de ayuda mutua, sino una dependencia que hace a los dependientes más débiles y a los poderosos más manipuladores.
Esto nos puede llevar a pensar en la situación que vivimos hoy, es el momento de pararnos a pensar que estamos viviendo con una visión de ciudadanía equivocada, ingenuos todos nosotros por pensar que el que va a una manifestación puede estar haciendo muestra de ciudadanía y sentido de civismo. Pues, no es sinónimo de participación, civismo o ciudadanía el hecho de asistir a una manifestación; del mismo modo que no es sinónimo de ser no comprometido el hecho de no ir; puesto que lo que hoy por hoy estamos viendo es que hasta que la herida no me escuece, no me pongo la venda; mientras que, cuando le escuece al vecino, con que no me la enseñe me vale. Es decir civismo, ciudadanía hacen referencia al mirar por todos, mirar por aquel que cruza por la cera de enfrente cabizbajo, aun que no le conozca de nada, no luchar solo cuando eres tú el que va cabizbajo por el mismo motivo.


Siguiendo con las ciudades hemos de tener en mente un concepto importante que es el de “no lugares” éstos son espacios que se dan en todas las ciudades, no se trata de lugares neutros por ello, se trata de aeropuertos, estaciones de tren, metro. Cuanto mas grande es la ciudad más “no lugares” podemos encontrar. Lo más característico de estos espacios es la postura que adopta quienes los ocupan, millones de personas cada uno se dirige a un lugar diferente por motivos distintos. Jamás nos preguntaremos cual es la circunstancia que le motiva al otro el estar en el mismo lugar que tú. Lugares por los que la gente pasa, lugares de paso en toda regla, nadie va a un aeropuerto si no tiene el fin de ir a otro lugar. 










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